Iglesia Parroquial de la Exaltación de la Santa Cruz

La rotunda mole de la iglesia Parroquial de la Exaltación de la Santa Cruz, barroca, de principios del siglo XVII, destaca sobre la localidad de Sediles y sobre el magnífico fondo natural que rodea la localidad: la Sierra de Vicor.

Es un sencillo edificio de planta rectangular, con una sola nave de cuatro tramos y capillas laterales entre contrafuertes. La robusta torre queda embutida en la fachada principal, de la que solo destaca el cuerpo de campanas.

Pero la sencillez de este edificio contrasta con el soberbio retablo que se guarda en su interior, una de las piezas de arte mueble más importantes de la Comarca de la Comunidad de Calatayud. Un bello retablo renacentista, fechado en 1532, realizado en madera dorada y policromada, que salió de las gubias de uno de los artistas más importantes de la época, Damián Forment; lo realizó para la iglesia de San Juan de Vallupié, de Calatayud, en colaboración con Juan de Moreto, y tras el derribo de ésta hacia 1769, fue trasladado a Sediles. La calidad de su escultura y policromía hacen de él uno de los más interesantes del renacimiento en la Comarca de Calatayud.

(Texto www.comarcacalatayud.com)

Retablo

Cuando AlfonsoI conquistó Calatayud, el 24 de Junio de 1120 , festividad de San Juan Bautista, quiso honrar al santo y fundó la 1ª iglesia cristiana.

Una pequeña iglesia románica que con el tiempo dejó en un estado ruinoso y hubo que derruirla, más adelante se construyó otra nueva de estilo renacentista y portada plateresca en el siglo XVI.

Tampoco esta construcción fue muy eficiente, su nueva situación de ruina, hizo que solicitasen de Carlos III la cesión a dicha parroquia de la iglesia abandonada por los jesuitas.

Carlos III escuchó las súplicas bilbilitanas y les cedió la iglesia por mediación de una cédula otorgada el 21 de Agosto de 1769 , en agradecimiento al rey, desde aquel día la parroquia se ha llamado San Juan el Real.

Se llevó a cabo el traslado de imágenes y altares. El retablo mayor de San Juan de Vallupié no cabía en las dimensiones de la nueva iglesia, por eso se vendió al pueblo de Sediles (donde se encuentra hoy en día) por 400 libras, que pagaron puntualmente en los 4 años estipulados y les entregaron también dos relicarios de escaso valor.

Del retablo vendido tan sólo se quitó la imagen de San Juan Bautista , para que presidiese el altar mayor de la nueva iglesia. El retablo que emigró de Calatayud a Sediles por falta de espacio es uno de los más importantes de la región, superior incluso al de la Colegiata de Stª María la Mayor de Calatayud .

El retablo se atribuye a Juan de Moreto y a Damián Forment (Pilar de Zaragoza), pues ambos artistas suscribieron el 19 de Junio de 1532 una concordia para ejecutar a medias dicho retablo, además de la portada de la misma iglesia y el retablo mayor de la iglesia de Hijar (Teruel).

Es inusual que el banco del retablo mayor tenga como argumento iconográfico conductor imágenes individualizadas sedentes de profetas, evangelistas o santos en general. Su presencia se encuentra algo más normalizada en los retablos aragoneses de capillas particulares, el propio Moreto ya había utilizado esta tipología anteriormente en el retablo de San Miguel (Catedral de Jaca, 1521 - 1523) y lo mismo había hecho Forment en el retablo de Stª Ana (Catedral de Huesca, 1522).

Así mismo en el retablo de la Visitación de la Catedral de Tarazona (1538-1540) hallamos la interpretación iconográfica aragonesa más próxima a los profetas del retablo de Sediles .

De cualquier manera estos últimos, forman parte justificada de un discurso iconográfico que se sirvió de algunos elementos peculiares en el contexto de los retablos mayores al tratarse de un programa de salvación , dirigido a la población morisca. El papel de precursores del mesías e los 4 profetas se refuerza con el elemento icónico de las filacterias en las que se grabaron inscripciones alusivas a sus respectivas misiones bíblicas.

Carmen Jacobo López

Cristo de la sed

Imágen de Cristo crucificado que tiene, en Sediles, por milagroso y al que se le reza la siguiente oración acompañada de un Padre Nuestro:

Señor Jesus, estas realmente en el Sagrario de nuestra Iglesia...
Ahora, desde donde me encuentro, me voy allí contigo y me uno a ti y así nos hacemos compañía.
Creo en Ti, Jesucristo...
Confío en Ti.
Ven a mi corazón y a mi vida.
Bendice a Sediles...
Cuida la fe de este pueblo.
Gracias, Jesucristo, por este minuto.

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